miércoles, 12 de septiembre de 2018

Historias


¿Historia o historias? La palabra en sí tiene múltiples significados y como polisemia ya implica una profunda reflexión. La historia en cuanto hecho no cambia, pero el conocimiento que se produce sobre ella sí es dinámico; entonces el conocimiento histórico cambia así como los valores que pretende generar; se avanza en la medida que lo hace la historia-ciencia, base de toda historiografía, entendida como estudio razonado y profundo sobre el pasado, pero la ciencia no es neutral, sino que apoya y tributa a posiciones políticas y sociales, estemos o no conscientes de ello.
La historia que en gran medida se ha escrito hasta ahora se basa en la etiología del poder, en justificar procesos donde existen grandes ausentes y son silenciadas las voces de las mayorías. Por supuesto, se encuentran excepciones donde se perciben construcciones históricas que intentan una búsqueda ética y ontológica diferente, de subvertir esa tendencia de justificar el presente con el pasado, explicar y comprender los grandes procesos que al final coadyuven a la mejoría de las grandes mayorías de la humanidad, no de las élites del poder.
En este sentido, la historia-cátedra, la enseñanza de la historia, debe asumir un rol diferente al que hasta ahora se ha otorgado, porque es a través de ella que se hace consciencia colectiva. Conjugar los avances de la historia-ciencia y la historia-cátedra, es un compromiso que debe ser asumido por los enseñantes de historia. Ni la una ni la otra son neutros. La historia-cátedra avala la creación de valores morales y éticos que impone un tipo de ciudadanía, que en una sociedad de clases respalda la explotación y la pervivencia de las mismas. A estas acepciones sigue la historia como posibilidad, tanto de investigar y escribir, como de actuar en esa historia que cree necesaria.
Partiendo de la polisemia que se encuentra en las acepciones de historia que se ubican en el Diccionario de la Academia de la Lengua, se sigue el itinerario de la historia en cuanto hecho o suceso, sobre el cual se construye un discurso histórico, seleccionando teorías, métodos, técnicas de investigación, así como temas, datos y formas de interpretación. Lo anterior permite afirmar que toda historia es elección que, a su vez, está definida por la formación personal de quien escribe. De esta manera unos mismos datos pueden ser leídos y escritos de una manera magistral o deficiente dependiendo de quien haga la interpretación, así como puede tributar a la liberación o a la opresión de las mayorías. Esta dicotomía que se presenta también en cuanto a la posición de quien historia y la finalidad del discurso histórico. Puede estar de parte de la historia al servicio o de élites del poder o en otro caso para darle voz y presencia a las mayorías desposeídas, en ambos casos se encuentran trabajos de erudición y de no buena calidad literaria ni argumentativa.

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